Barcelona, 21 sep (EFE).- La CUP ha finalizado su Asamblea Nacional que culmina el “Procés de Garbí” de reflexión interna con una reorganización de su estructura, que conlleva que pasará a tener un secretario general, y sus equipos de dirección tendrán mandatos más largos que los actuales.
La Asamblea Nacional de la CUP, celebrada en la Feria de Sabadell (Barcelona) con la participación de unos 700 militantes, ha concluido con la aprobación de la ponencia organizativa, después de que este mediodía haya sido aprobada la ponencia estratégica (política) con un aval de más del 80 % de los participantes.
Según indica la CUP en un comunicado, para reforzar la formación y que esta pueda cumplir el objetivo de “refundar el independentismo popular”, ha sido aprobada una reorganización de los órganos de dirección a fin de que esta última sea “más eficiente, más consolidada y con más y mejor capacidad de respuesta”, así como “más amplia”.
El Secretariado Nacional de la CUP, que es el equivalente a la ejecutiva en otros partidos, pasará a tener un mandato de cuatro años (hasta ahora era de dos) y estará encabezado “por una coordinadora y secretaria general”.
La dirección de la CUP contará, además, con dos portavoces nacionales, mientras que la nueva Mesa Nacional -que es la dirección política de la organización- tendrá mandatos más largos y estables, con mecanismos de renovación encadenados, revisiones cada dos años de las apuestas tácticas, y una participación integrada de representantes de “la realidad local y sectorial” de la formación.
Por lo que respecta a la estrategia política de la CUP para los próximos años, los anticapitalistas aspiran a conseguir “las máximas cuotas de poder” para favorecer a las clases trabajadoras catalanas.
La CUP desea impulsar “una ruptura democrática con un Estado español que niega cualquier soberanía popular y nacional” y una ruptura que también permita “romper con el sistema capitalista que nos lleva a no poder llegar a final de mes, a no poder pagar el alquiler, la comida y el agua”, que son cosas “esenciales”.
Para materializar la ruptura democrática, la CUP aboga por “una estrategia de acumulación de fuerzas” que le lleve a poder “ocupar los máximos espacios de poder político, tanto por lo que respecta a las instituciones existentes, como para construir un poder popular fuerte, capaz de tomar el poder en todas sus formas en un momento de envite”.
La apuesta por la confrontación se desea que se visualice “con una CUP desvergonzada y que hable claro” y con una lucha por “las pequeñas conquistas que nos permitan soportar el día a día y avanzar hacia los objetivos finales: la construcción de hegemonía, la articulación de la clase trabajadora y el conflicto” así como conquistar “victorias materiales y políticas”. EFE
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