Me pregunto qué sucederá con la prohibición de la música que haga apología de la violencia, Tijuana y Cancún serán la prueba de fuego. La demanda es grande, ese es el problema, cubre el ideal de muchos. Algunos fueron multados, como fue el caso de Natanael Cano con aproximadamente un millón de pesos en Chihuahua. Canciones suyas corearon niños como música familiar y compartida en medio de una balacera. En una primaria de Tijuana vimos a los niños siguiendo el protocolo ante una emergencia, en el suelo cantaron Mi Bello Ángel, interesante canción. Hay que oírla sin ver el video para encontrar una melodía pegajosa con un dulce y apasionado mensaje acerca del abandono de alguien amado, pero cuando vemos las imágenes de una heterosexualidad forzada frente a una buchona, entonces nos percatamos que pertenece a la narcocultura, máxime cuando escuchamos su amplio repertorio. Ni qué decir de los conciertos de PP, más explícito no se puede ser. Si no hay una prohibición nacional, habrá oferta y demanda. No es la música la culpable de la violencia, ni la genera, pero sí la alimenta en el pensar de muchos jóvenes mexicanos. Imposible será prohibirla en la casa, la prohibición es el punto de partida del deseo, inevitable será escucharla en el vecindario. Si no tuviéramos tan normalizada la violencia en México, no tendría éxito este género literalmente bélico, corridos tumbados con referencia a los narcotraficantes. Como si no fuera cantarle al horror, a la violencia entre los mismos criminales y la que ellos le propinan a nuestra vida cotidiana. Escucho sus letras y noto un eje central de justificación de que cantan lo que realmente sucede, y que es su trabajo. En el aire están también las canciones con violencia de género, aquí los límites son más borrosos. Hay clásicos de la música popular de toda índole que si se les pone oreja feminista serán clasificados con alta violencia de género, si se trata de alguien fanatizado encontrará violencia de todo tipo en la historia del arte, muchas piezas maestras. Desde nuestras raíces helénicas los mitos eran bastante misóginos, cuanto es mucho y cuanto es poco será determinado por tu tiempo y espacio, tu edad y lugar de crecimiento. Lo prohibido va cambiando con los tiempos, nos toca vivir una era inédita. El mundo está interconectado, sin embargo, las prohibiciones seguirán determinadas a nivel regional, siendo características de cada cultura. Nos toca pensar seriamente cómo detener la violencia en México, qué digan misa, sí es un problema cultural, somos el referente mundial de la barbarie, en un país sin guerra. Hablando de guerra es asombroso ver por primera vez una masacre genocida en tiempo real, hay manifestaciones globales de indignación.
*El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.